Escribiré en primera persona, no tanto porque ahora desconozca las respuestas, las sigo aprendiendo, más, porque así mantengo mi intención de recordarlas. Si te hacen eco, eso es parte del propósito y el valor agregado. Léelo como si fueran tus palabras, quizás, si lo sean.
Me pregunto, ¿Porqué a mis proyectos, familias, hijos, estudios y muy profundamente a mí mismo: mi Salud, mi bien-estar físico y emocional, mi paz, mi Felicidad, y al Amor, que es lo con lo que se manifiesta todo lo anterior, los aplazo, retraso, una y a otra vez? ¡Si! ¿Por qué en los momentos en que tengo la oportunidad de crear algo, de emprender, de construir, de mejorar una idea, de aportar, de perseverar, reintentar algo que no salió como quería, incluso de sonreír y alegrarme abierta y sinceramente, de abrazar, ser compasivo y bondadoso conmigo y con otros, (y muchas más decisiones de cambio)? me digo cosas como:

  • ‌Algún día...
  • ‌Un día de estos...
  • ‌Cuando haya tiempo...
  • ‌Apenas se pueda...
  • ‌Cuando haya oportunidad...
  • ‌Llegará el momento...
  • ‌Ahí vemos cuando...
  • ‌Ya veremos cuando...
  • ‌Esperar a ver cuándo...

Y me excuso en otros y en las circunstancias

  • ‌Cuando haya plata...
  • ‌Cuando mis padres...
  • ‌Cuando mi pareja...
  • ‌Cuando mis hijos...
  • ‌Cuando mi jefe...
  • ‌Cuando el socio...
  • ‌Cuando la situación...
  • ‌Cuando el gobierno...
  • ‌Y también en un " cuando Dios quiera". Hoy sé que Él siempre quiere ahora; porque no tiene tiempo, solo el presente.
    Un día que no existe.

así, esperando que ellos o eso, me den lo que realmente solo yo puedo hacer o darme, los hago responsables de mí, de mis decisiones, de mi vida. Reconozco que aún no tengo independencia de carácter, porque hago que mis emociones, pensamientos y actos dependan de esos otros. Estoy aprendiendo a que solo hay un decisor y un responsable, yo. El día existirá cuando yo decida.
Creo un culpable ajeno, por mi propia incapacidad de pensar y hacer lo que haya que pensar y hacer de manera inmediata. Me aplazo, me retraso, me distraigo. Si, compro eso porque es más barato, fácil y cómodo. Saco las excusas de costumbre y tengo una gran habilidad para hallar una nueva cada vez más: que mis hijos esto o aquello, que la casa, que las deudas, que el cliente, que la plata, que no se hacerlo, que mi pasado, que la moto o el carro, que el dirán aquellos, que mi imagen, que el negocio, que el viaje, que lo normal, que la costumbre, etc.
No debatiré del porque me habitué a no hacerme responsable del todo lo que corresponde a mí, a hacerme zancadilla y autosabotearme, eso será otro en otro texto.
Pero escribo esto porqué debo admitirme que soy yo quien aún no lo quiere, quien aún no le interesa, que aún no creo que pueda hacerlo, que aunque no sé cómo hacerlo, hoy no quiero aprenderlo, que no he aprendido a buscar ayuda para hacerlo, que no tengo la creencia, la confianza ni la fe en mí mismo para hacerlo, pero, y eso es bueno... puedo cambiar desde ya y aprender a hacerlo... Eso si es real, virtuoso, sano y bueno. Ese día que aún no existe puede ser Ahora.
Parafraseando a mi Maestro, la diferencia entre lejos y cerca es cuando quieres hacerlo. Si lo quiero ya; eso está cerca, si aún no lo quiero; eso está lejos.
Puedo; y lo he hecho antes, anclarme en el miedo y a mi percepción de antiguos fracasos sumados. Ese terror por no saber que pasará, recordándome las veces en las que algo no salió como se esperaba, no confiar, no hallarme con capacidades, ni tenerme fe, y, quedarme allí, seguir igual sin cambios, con más excusas que antes, pero sumando frustraciones y penas a la maleta. O puedo iniciar, pese a todo eso, declarándome inocente y así, como aprendí a tener miedo, aprender a dejarlo y darme una y otra, y otra y otras tantas oportunidades como sean necesarias, corrigiendo, sanando y perdonándome a mí y a otros por los "errores", las circunstancias, las palabras y los sucesos del pasado. Ese día que aún no existe puede ser Ahora.
Soy inocente; siempre lo he sido, los antes de los que no me siento orgulloso, son por qué no sabía hacerlo de otra manera; hice lo mejor que pude con lo que sabía en ese momento, podré hacerlo mejor ahora, mejor en la que sigue, y también la próxima y mejor la próxima y mejor la que sigue. Eso es Misericordia, no busco la perfección, busco la evolución, busco la excelencia.
Hago un contrato conmigo mismo, un acuerdo, mi acuerdo, una declaración tacita en donde no admito negociaciones en las que se sacrifique mi felicidad, mi paz, mi bienestar presente y futuro, no negociaré más con la pereza, la depresión, el aburrimiento, el abandono, la tristeza, el odio y el desamor, nada de eso es superior, comparado con aquello que quiero y sé que es bueno para mí para mi salud, para mi bienestar, para mi paz, para mi libertad, para mi vida. Ese día que aún no existe puede ser Ahora.
Ese contrato es transversal y se aplica en todas las cosas que hago (lavar, planchar, cocinar...) ir más allá de lo mínimo, ir más allá de lo necesario, darme lo máximo. No me sirvo ni sirvo a otros siendo tacaño conmigo mismo. Avanzo, reconociendo y valorando mis capacidades, haciendo lo que me hace feliz, haré planes, definiré metas, me pondré manos a la obra, si no sé cómo y desfallezco, pediré ayuda, eso me hace más fuerte, no más débil. Y así, llegarán los días que, si existen, los de hacer, de aprender, de sanar, de crecer. Yo hago que eso ocurra, acompáñame. Puedo hacerlo solo, pero también puedo hacerlo contigo.

Gracias Maestro Gelva.
Gracias Vida.

 

Relacionado con: 

Hacer un comentario

Plain text

  • No se permiten etiquetas HTML.
  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.

Filtered HTML

  • Las direcciones de las páginas web y las de correo se convierten en enlaces automáticamente.
  • Etiquetas HTML permitidas: <a> <em> <strong> <cite> <blockquote> <code> <ul> <ol> <li> <dl> <dt> <dd>
  • Saltos automáticos de líneas y de párrafos.